jueves, agosto 17, 2006

Así en la vida como en el cine

"El amante era más divino que el amado, porque en aquél alienta el dios, que no en el otro; este pensamiento es quizás el más delicado y el más irónico que se haya producido, y de su fondo brota toda la picardía y la secreta concupiscencia del deseo".

Thomas Mann. Muerte en Venecia


En la vida, como en el cine, hay actores y directores. Hay quien piensa que los directores son los que se sirven de determinados personajes para contar una historia, pero yo creo que las historias están ahí, a la vista de todos y de nadie, y que los directores se ocupan -con mayor o menor gracia- de desnudarlas y entregárnoslas.

De este modo, es obvio que unos hacen y otros observan y, aunque parezca que aquéllos hagan por voluntad de éstos, no es así. Ningún director puede evitar que sus personajes se comporten del modo en que lo hacen, porque nadie puede evitar haber visto lo que ha visto ni haber comprendido lo que ha comprendido.

Y cuando, en la vida, uno observa y comprende, ¿es amo o esclavo? Siempre somos esclavos de la gracia que los dioses nos conceden.
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