jueves, noviembre 30, 2006

Historia de mi vida en unas líneas

Cuando tenía 17 años escribí en el encerado de mi clase: Lo más profundo es la piel. La frase, de Paul Valéry, me había impactado con inusitada fuerza -la había leído, por cierto, de pluma del jovencísimo Savater de Ensayo sobre Cioran. Desde entonces he leído pocas cosas tan sumamente profundas.

Sin embargo, aquello sólo me granjeó la risa generalizada de mis compañeros y una pregunta presuntamente mordaz de mi profesor de Historia: ¿Eso quién lo dijo, una modelo?.

De modo que volví a mi casa y a mis libros. Los que comprendían aquella frase, los que me comprendían, estaban, como ahora, muy lejos.

Gracias...

... por el comentario sobre Almafuerte. Ni conocía ese poema ni conocía a su autor -qué romántico que rechazase cargos públicos y criticase a quienes viviesen a expensas de los impuestos de la gente...

Me ha venido bien porque tengo bastante trabajo pendiente y ya me veía pasando la mitad de la noche lloriqueando. Para los que no hayan leído el comentario, reproducía este soneto de Almafuerte:


¡Piu Avanti!

No te des por vencido, ni aun vencido,
no te sientas esclavo, ni aun esclavo;
trémulo de pavor, piénsate bravo,
y arremete feroz, ya mal herido.
Ten el tesón del clavo enmohecido
que ya viejo y ruin, vuelve a ser clavo;
no la cobarde estupidez del pavo
que amaina su plumaje al primer ruido.
Procede como Dios que nunca llora;
o como Lucifer, que nunca reza;
o como el robledal, cuya grandeza
necesita del agua y no la implora...
Que muerda y vocifere vengadora,
ya rodando en el polvo, tu cabeza!
Ceci n’est pas un post.

martes, noviembre 28, 2006

Vacuidad

¿Y cuando de uno... sólo quedan sus miedos?

Envidia

No envidio que estés con ella, envidio que te guste.

sábado, noviembre 11, 2006

De estaciones


Cuanto más las visito menos me gustan. Las estaciones de tren son para despedirse, despedir, recibir o ser recibidos... pero a los que nos toca el ingrato papel de irnos o llegar -sí, solamente irnos y solamente llegar- nos resultan deprimentes.

No voy a negar que hay mucho de poético en esas moles férreas, y mucho de melancólico y de pictórico y de enternecedor... Y en su favor diré también que son uno de los mejores sitios para hacer improvisados estudios sociológicos... Sí, ya lo creo, todo un repertorio de elocuentes incomunicaciones y conversaciones vacuas.

Pero, pese a todo, ver la efusividad de las parejas que se despiden o reencuentran es para los solitarios voyeurs de la estación -entre los que me incluyo- un pequeño tormento. Será la envidia, pero no puedo soportarlo. Preferiría que nadie esperase a nadie, que nadie abrazase a nadie, que nadie tuviese ganas de ver a nadie... Maldita pornografía de los sentimientos...

miércoles, noviembre 08, 2006

Carcoma

Cuando me veo enfrentando una y otra vez, de idéntico modo, mis fracasos, repitiendo mis errores consciente de sus consecuencias, me pregunto qué mórbido placer guía mis actos.

Posiblemente -me digo- todos tendemos al masoquismo, es más -me enervo- tengo esa certeza. Pero hay algo detrás, quizá, como dijo Cowper, "un placer en las penas del poeta que sólo el poeta conoce".

Poetas o no, la frustración y la derrota nos resultan -me resultan- tan poéticamente patéticas... No sé por qué, pero no podría dejar de sufrir viéndola.
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